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Deuda externa (Perú) (página 2)



Partes: 1, 2

I.2 PERÍODOS
ECONÓMICOS

a) La etapa oscura. (1914 a 1944): Si la
época del patrón oro anterior a
1914 es considerada como la "era dorada" de las relaciones
monetarias internacionales, el período entre las dos
guerras
mundiales, puede considerarse como la "era de la oscuridad". Con
el estallido de la primera guerra
mundial la era dorada llega a su fin, el patrón oro
clásico había muerto, cuando las naciones en
conflicto
suspendieron la convertibilidad de sus monedas al oro y
decretaron un embargo sobre las exportaciones de
oro, con el fin de proteger sus reservas del metal. La
época de la Gran Depresión
fue un período de guerra
económica abierta que perturbó adicionalmente a la
economía
mundial en una extensión considerable.

b) La reconstrucción (1945 a 1959): El
colapso del comercio
mundial que siguió a la conjunción de
depresión + proteccionismo + devaluaciones competitivas
(políticas de empobrecer al vecino), de los
años 30, fue histórico. Esta experiencia
marcó el debate sobre
el orden económico internacional vigente a fines de la
Segunda Guerra
Mundial y el resultado fue la puesta en marcha del "Sistema de
Bretón Woods" (En 1944 los delegados de 44 naciones no
comunistas sostuvieron una conferencia en
Bretón Woods, New Hampshire, cuyo principal objetivo era
reformar el sistema monetario internacional, para cuyo
propósito los delegados consideraron dos planes rivales:
el plan inglés
de lord Keynes y el
plan y el plan norteamericano de Harry Dexter White, un acuerdo
de coordinación relativa, centrado en las
políticas externas, en que la balanza de pagos
y la defensa del tipo de
cambio, limitaban el margen de maniobra de un país,
con tipos de cambio fijos
pero ajustables, a fin de evitar los episodios de devaluaciones
competitivas de los años 30; y la aplicación del
Plan Marshall de ayuda estadounidense a Europa desde 1948
ya que la prioridad básica de aquella época fue la
reconstrucción de los efectos de la guerra. El
dólar se convierte en moneda internacional. En 1949, el
gobierno chino,
nacido de la revolución
de Mao Tse Tung, en plena guerra
fría, comienza a situar sus saldos en dólares
en un banco
soviético radicado en París al temer la
confiscación de esos saldos por parte del gobierno
norteamericano si los mantiene en bancos de ese
país.

c) La década prodigiosa (1959 a 1973):
Desde finales de la década de los cincuenta, la progresiva
convertibilidad de las principales monedas, abre paso a la
liberación internacional de los movimientos de capital, y los
mercados de
eurodivisas empiezan a crecer y avanza la
internacionalización del sistema
financiero. Este período es de rápido
crecimiento de la producción mundial y del comercio
internacional, y concluye con la ruptura del sistema monetario de
Bretón Woods.

d) Las turbulencias (1973 a 1979): Cuando los
principales países adoptan en marzo de 1973 tipos de
cambio flexibles, se tenían grandes esperanzas de
recuperar autonomía en las políticas nacionales
para que cada país pudiera elegir su propia tasa de
inflación, y lograra el reequilibrio automático de
la balanza de pagos. Pero fue decepcionante ya que los tipos de
cambio flexibles fracasaron, debido entre otras causas, al primer
shock del petróleo que cuadruplicó sus
precios y
produjo una distorsión en el aparato productivo del mundo
industrializado, preparado para trabajar con energía
barata. El sistema financiero tuvo que reciclar los importantes
fondos que se transfirieron a los países exportadores de
petróleo
(petrodólares). Los desequilibrios en las balanzas de pago
no se redujeron y los principales países empiezan a sentir
la necesidad de coordinación. En 1978 se produce la Cumbre
de Bonn entre Estados Unidos,
Japón y
Alemania
(Grupo de los
Tres), cuyas recetas son la expansión de Alemania,
liberalización comercial en Japón y precios
realistas de la energía en los Estados Unidos.

e) Fulgor y caída del dólar (1979 a
1985):
Se produce el segundo shock del petróleo en
1979 y un nuevo shock de oferta. Los
cambios de poder y de
gobierno en Europa, con excepción de la Francia de
Mitterrand, llevan al liberalismo
económico. La Reserva Federal de Estados Unidos, pone en
marcha una política
antiinflacionista a ultranza, que constituyó el
experimento monetarista 1979-1982, mientras que el Bundesbank
aumenta su influencia, dando como resultado una nueva ortodoxia.
El alza del dólar entre 1980 y 1984 considerada al
principio como una bendición de los mercados
financieros por la
administración Reagan por su contribución a la
reducción de la inflación en Estados Unidos,
produjo efectos francamente negativos, como la pérdida de
competitividad
de los productos
norteamericanos, no sólo en el exterior, sino en su propio
mercado interno
cuando los productos japoneses y europeos entraban masivamente a
precios menores que desplazaban a los norteamericanos. Se empieza
entonces a levantar voces de proteccionismo para la industria
estadounidense; y al darse cuenta la administración Reagan que su dólar
está sobrevalorado con respecto al yen japonés y a
las monedas europeas infravaloradas, empieza a preocupar la
posibilidad de una caída brusca, que a nadie le
convenía.

f) Coordinación, el orden mínimo en el
desorden (1985 a 1993):
Para evitar la posibilidad de un
marasmo financiero con una caída en picada del
dólar, los principales bancos centrales empiezan a
intervenir concertadamente y consiguieron reconducir al
dólar hacia unos valores
más acordes al equilibrio
(aterrizaje suave). El acuerdo del Plaza en setiembre de 1985
celebrada entre el Grupo de los Cinco, respaldó esta
concertación que logró devolver el orden
mínimo a la economía
internacional. Se empieza a plantear la posibilidad de un
sistema tripular que sería más simétrico, en
el cual, el dólar compartiría su status central con
el yen japonés y el marco alemán. Mientras tanto,
en octubre de 1987 se produce la crisis de la
bolsa de
valores en Estados Unidos que se transmitió a los
principales mercados financieros.

Desde 1990 las relaciones económicas
internacionales han experimentado un notable impulso en lo que
respecta a los procesos de
integración económica y a la
creación de bloques comerciales. Esta tendencia revela los
deseos de conseguir un mayor grado de liberalización
económica, o por lo menos comercial, entre los
países miembros, acompañada del mantenimiento
de proteccionismo frente a terceros (neoproteccionismo) que
incluye controles de precios, autorizaciones administrativas,
exigencias técnicas,
controles sanitarios, etc.).

Cuando se planteó el orden económico
internacional que debía regir tras la Segunda Guerra
Mundial, se diseñaron tres ámbitos
básicos, cada uno de los cuales debía generar una
institución: 1) En el ámbito financiero: El
Fondo Monetario
Internacional. 2) En el campo del desarrollo: El
Banco Mundial
(Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo). 3)
En el ámbito del comercio: La
Organización de Comercio
Internacional (ITO), que no llegó a ver la luz porque el
Congreso de los Estados Unidos no ratificó el acuerdo, y
en su lugar se firmó en 1947 como un acuerdo
intergubernamental El Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio (GATT), mediante el que 23
países que inicialmente lo firmaron (actualmente son 117),
se comprometieron a reducir de forma multilateral, la
protección de sus mercados.

I.3 LOS SITEMAS
ECONÓMICOS

Según Keegan, existen tres tipos de sistemas
económicos: capitalista, socialista y mixto, basado cada
uno de ellos en el modo de asignación de recursos del
sistema, que pueden ser:

a) Asignación de mercado: Depende del
cliente para
asignar los recursos. Estados Unidos, Europa Occidental y
Japón (la triada de países que cuentan con el 75%
del producto
mundial bruto) son ejemplos de sistema de asignación
predominante de mercado.

b) Asignación dirigida o de dirección central: Las decisiones de
asignación de recursos, es decir qué productos
hacer y cómo hacerlos, están tomados por los
planificadores del gobierno. La antigua Unión
Soviética y China, fueron
los ejemplos principales de países dependientes de una
asignación dirigida, pero ellos ya se abrieron al sistema
de asignación de mercado. Cuba es el
último reducto de este sistema.

c) Asignación Mixta: Todos los mercados
tienen un sector dirigido y los sistemas dirigidos tienen un
sector de mercado. En Suecia, por ejemplo, el 64% de todos los
gastos
están controlados por el gobierno. Y el sistema
económico es más dirigido que de mercado, al
contrario de los Estados Unidos, donde el sistema es más
mercado que dirigido. La privatización contagiante de los
últimos años, marca una mayor
dependencia hacia el sistema de asignación de
mercado.

I.4 DESARROLLO DEL MERCADO
MUNDIAL

Los mercados de los países globales se encuentran
en diferentes etapas de desarrollo, motivo por el cual,
utilizando como base de segmentación demográficas el PBI per
cápita, dividiremos los mercados globales en cinco
categorías:

a). Países de renta baja: También
denominados "países del tercer mundo" o "países
pre-industrializados", son los que tuvieron una renta per
cápita inferior a 400 dólares en 1992. Su
industrialización es limitada y un alto porcentaje de su
población está involucrada en la
agricultura de
subsistencia. Altas tasas de nacimiento y bajos niveles de
alfabetización, fuerte dependencia de la ayuda extranjera,
inestabilidad política y desasosiego.

b). Países de renta media-baja:
También denominados "países menos desarrollados",
son los que tuvieron un PNB per cápita de más de
400 dólares y menos de 2000 dólares en 1992.
Están en las primeras etapas de industrialización.
Representan una amenaza competitiva creciente conforme movilizan
su mano de obra relativamente barata hacia los mercados objetivos en
el resto del mundo.

c). Países de renta medial-alta:
También denominados "países en vías de
industrialización", son los que tuvieron un PNB per
cápita entre 2000 y 12000 dólares en 1992. Tienen
salarios en alza
y altas tasas de alfabetización con un sistema
educativo avanzado. Están en las primeras etapas de
industrialización. Representan una amenaza competitiva
creciente conforme movilizan su mano de obra relativamente barata
hacia los mercados objetivos en el resto del mundo.

d). Países de renta alta: También
denominados "países industrializados" o "del primer
mundo", son los que tuvieron un PNB per cápita por encima
de 12000 dólares en 1992. Tienen salarios en alza y altas
tasas de alfabetización con un sistema educativo avanzado.
Están en las primeras etapas de industrialización.
Representan una amenaza competitiva creciente conforme movilizan
su mano de obra relativamente barata hacia los mercados objetivos
en el resto del mundo.

e). Países Basket case: Es un país
con problemas
económicos, sociales y políticos, tan graves, que
la hacen inatractivo par la inversión y las operaciones.
Algunos de éstos, son países con renta baja y
crecimiento cero, otros son países previamente en
crecimiento pero divididos por luchas políticas que llevan
a la disensión civil.

El PBI per cápita, como indicador para medir el
nivel de desarrollo, presenta varios inconvenientes: 1) Los tipos
de cambio utilizados para reflejar todos los datos en una
misma moneda (dólar norteamericano), desdibujan la
comparabilidad de las cifras, pese a que los organismos
internacionales los corrigen mediante factores de
conversión que buscan medir adecuadamente el nivel de
precios relativos; 2) Los registros
estadísticos de muchos países en desarrollo son
rudimentarios y valoran inadecuadamente el producto total; 3) Los
niveles de vida dependen de los precios internos, muy diferentes
de unos a otros países: un norteamericanos o un europeo
occidental morirían de inanición con la renta de un
argentino o un etíope; 4) El PBI per cápita mide el
valor de los
bienes y
servicios
finales de que dispone el ciudadano medio, pero no explicita si
esos bienes y servicios contribuyen o no al bienestar de la
sociedad:
cuentan lo mismo los alimentos y los
servicios educativos que las armas; 5) El PBI
per cápita no nos dice nada acerca de la distribución de la renta. Es por tanto,
sólo una medida aproximada del nivel de desarrollo de los
países, una medida que tiene que ser completada con otros
varios indicadores
–relativo por ejemplo a salud, nutrición y educación– pero que
permite acercarnos a un concepto, el de
nivel de desarrollo, enormemente esquivo.

CAPÍTULO
II

LA ECONOMÍA
LATINOAMERICANA

II.1 DEPENDENCIA DE LA ECONOMÍA
MUNDIAL

La onda expansiva de la economía
mundial posterior a la guerra, impulsó el crecimiento
del comercio y la extensión de las grandes corporaciones a
los países periféricos a través de filiales,
proceso que
coincidió con los esfuerzos industrializadotes de los
países dependientes, para compensar en las décadas
siguientes a 1930, la caída de las exportaciones que
impuso una brusca declinación en la capacidad de importación.

Hasta los años sesenta, el retrato de un
país latinoamericano en vías de desarrollo era
relativamente simple; por un lado, exportador de productos
primarios (agricultura, minería) o
intensivos en trabajo poco
calificado; y por otro lado un mercado financiero poco
desarrollado que generaba junto con un sector
público importante una financiación
inflacionista del gasto
público.

Los déficits fiscales empiezan a instalarse en
las finanzas
públicas de casi todas las economías occidentales,
dando lugar a una circularidad bien conocida: el déficit
genera deuda y la deuda aumenta el déficit. El proceso de
sustitución de importaciones en
algunos países en desarrollo, como respuesta al
proteccionismo de los países industrializados para
afrontar la crisis de los años treinta, produjo una
primera oleada de suspensión de pagos que se inició
en Bolivia en
1931, ante la imposibilidad de obtener divisas
suficientes para pagar las importaciones de productos
industriales.

En los años setenta el sistema financiero
internacional (especialmente fondos de los países
exportadores de petróleo), al encontrar a los
países industrializados en una profunda recesión,
dedicaron amplios recursos a los países en desarrollo. En
1979 los países en desarrollo acumularon una deuda de 533
mil millones de dólares, que generaba un servicio de la
deuda para Latinoamérica del 40% de las exportaciones.
A principios de
los años ochenta , tras la segunda elevación de los
precios del petróleo, las recesiones provocadas por las
políticas monetarias contractivas en los países
industrializados, configuraron un dantesco escenario para los
países en desarrollo, pues tuvieron que reducir sus
exportaciones hacia aquellos países, lo que trajo consigo
la reducción de los precios de las materias primas y
productos básicos; asimismo, el incremento de la carga de
la deuda externa que
había sido contraída a interés
flotante. Los países de Latinoamérica se
convirtieron en exportadores de capital a los países
industrializados, llegando al extremo de menguar
significativamente sus inversiones
para el desarrollo.

II.2 LA CRISIS ECONÓMICA
LATINOAMERICANA

Pero, ¿cuáles son las razones de un
dantesco escenario? Según el economista Jaime Requeijo,
una primera razón es la pérdida de la estabilidad
macroeconómica, una situación por la que, en alguna
época, han pasado todos los países en desarrollo,
pero que hasta fechas muy recientes ha caracterizado a buena
parte de los países de América
Latina. La hiperinflación ha sido la
característica de Brasil,
Argentina, Nicaragua y Perú desde principio de los
años 80, y los demás países soportan
también tasas de inflación anuales de dos
dígitos.

Podemos hablar de un triple componente inflacionario:
académico, político e inercial. El componente
académico está en las ideas centrales de la
escuela
estructuralista de Latinoamérica, para la que la
inflación es el resultado de una serie de rigideces de las
economías de la región: de la rigidez de la oferta
agrícola, debido a las formas inadecuadas de propiedad de
la tierra; de
la escasa capacidad para importar, derivada de los problemas
continuos de balanza de pagos, lo que supone mayores precios para
los bienes que compiten con los importados; de los efectos
iniciales del proceso de sustitución de importaciones,
cuando todavía no es posible alcanzar economías de
escala; y de las
necesidades de inversión pública que han de ser
financiadas a través del déficit debido a la
atrasada estructura
impositiva de las economías de la
región.

El componente político es el populismo, un
movimiento que
tiene sus raíces en los países del Cono Sur, pero
que ha influido en casi toda la región. Consiste en
ofrecer todo para todos, lo que supone al mismo tiempo,
incrementos sustanciales de salarios, aumento continuado del
gasto público y dilatación también continua
de la cantidad de dinero.

El componente inercial es la "indicación" de
sueldos y
salarios para limitar el conflicto social que la
inflación desencadena, la mayoría de las
retribuciones salariales están ligadas a algún
índice representativo de la inflación.

La segunda razón es el olvido de las funciones que
cumplen los precios. Las variaciones de precios, en la medida en
que modulan ofertas y demandas, facilitan el equilibrio de los
mercados, tanto de los físicos como de los
financieros.

Otra razón es el desequilibrio creciente de las
finanzas públicas. Muchos países en desarrollo
padecen una hipertrofia del sector público. Otra
razón es la confianza en el modelo cerrado
de crecimiento. No hay ejemplo alguno de un país que, con
una estrategia
continua de desarrollo hacia adentro (autarquía), haya
logrado superar la condición de subdesarrollado, y menos
aún en los tiempos presentes caracterizados por una
extremada comunicación de las
economías.

Sin embargo, el Premio Nóbel de Economía
2001, Joseph
Stiglitz, sostiene que las razones de tan dantesco escenario
en las economías de los países en desarrollo, se
deben a la aplicación de las recetas del FMI y Banco
Mundial, que se resumen en los siguientes cuatro
pasos:

Paso 1) La privatización, que Stiglitz
llama con más precisión "la sobornización".
En lugar de oponerse a la venta de industrias
estatales, los líderes nacionales, liquidan alegremente
sus empresas de
electricidad y
de agua. Se les
abren los ojos ante la posibilidad de una "comisión" del
10%, pagada en cuentas suizas,
por el simple hecho de haber bajado "unos cuantos miles de
millones" del precio de
venta de los bienes nacionales. Y el gobierno de los EEUU lo
sabe, por lo menos en el caso de "sobornización"
más grande de todas, a la "venta por liquidación"
Rusa de 1995.

Paso 2) Liberalización del mercado de
capitales. En teoría,
la desregulación del mercado de capitales permite que la
inversión de capital entre y salga. Desafortunadamente,
como pasó en Indonesia y Brasil, el dinero
simplemente salió y salió. Stiglitz llama a esto
"el ciclo de dinero caliente". Dinero en efectivo entra
especulando con bienes raíces y moneda local, y se escapa
ante los primeros problemas (capitales golondrina). Las reservas
de una nación
pueden ser vaciadas en cuestión de días u horas. Y
cuando esto pasa, el FMI insiste en que estas naciones suban sus
tasas de
interés a 30, 50 y 80% para seducir a los
especuladores y que regresen con los fondos de la nación.
El resultado es predecible con respecto a los maremotos de dinero
caliente en Asia y América
Latina. Las altas tasas de interés destruyeron el valor de
la propiedad, despedazaron salvajemente la producción
industrial y vaciaron las arcas del tesoro nacional.

Paso 3) Hasta la última gota. En esta
etapa, el FMI empuja a la exhausta nación a "Precios
regulados por el mercado", un término sofisticado para
subir los precios de la comida, agua y gas de cocina.
Predeciblemente esto da lugar a un paso 3 ½, lo que
Stiglitz llama los "disturbios del FMI". Cuando una nación
está caída y en desgracia, el FMI se aprovecha y le
exprime hasta la última gota de sangre.
Incrementa el calor hasta
que finalmente la olla entera explota, como cuando el FMI
eliminó los subsidios a la comida y combustibles para los
pobres de Indonesia en 1998. Indonesia estalló en
disturbios. Da la impresión de que los disturbios forman
parte del plan. Y así es. El plan para hacer del
dólar la moneda del Ecuador ha
empujado al 51% de la población por debajo de la
línea de pobreza.

Paso 4) Estrategia de reducción de
la pobreza: el
libre
comercio. Eso quiere decir el libre comercio según las
reglas de la Organización Mundial de Comercio y del
Banco Mundial, que se compara con las guerras del opio que fueron
para la apertura de mercados. En las guerras del opio, el
occidente utilizó bloqueos militares para forzar la
apertura de mercados para su comercio ventajista. Hoy en
día el BM puede ordenar un bloqueo financiero igualmente
eficaz y a veces igualmente mortal. A ellos no les importa si la
gente vive o muere. El banco otorga préstamos para
construir escuelas o carreteras con el que desagradablemente nos
"engatillan", ya que de ese modo la nación debe aceptar
todas las condiciones de las cuales hay aproximadamente 111 por
nación.

II.3 LA CRISIS DE LA DEUDA
EXTERNA

El problema de la deuda externa, no es novedoso para los
países de Latinoamérica. En 1931 por efecto de la
depresión económica mundial, y ante la baja de los
precios de los productos de exportación y el desequilibrio de sus
balanzas de pagos, países como Ecuador, Bolivia, Brasil,
Chile y Perú, decidieron suspender el pago de los
servicios de sus empréstitos.

En agosto de 1982, (reinicio de la crisis de la deuda),
México
declara no poder atender los pagos derivados de su deuda externa,
que ascendía a 48 mil millones de dólares, con lo
cual marca el inicio de la "Crisis de la deuda", y de este modo,
en setiembre de 1989 se le aplica el Plan Brady, a través
de reestructuración de su deuda, el mismo que se
aplicó en el caso de Venezuela,
Uruguay,
Perú, Jamaica y Costa Rica. A finales de 1986, Bolivia
tenía una deuda externa de 670 millones de dólares.
Según el Banco Mundial, la deuda de los países en
desarrollo ascendía en 1990 a 1,3 billones de
dólares. La expansión del gasto público por
encima de los ingresos fiscales
ha conducido a episodios de hiperinflación a muchos
países en desarrollo, así como también la
liberalización comercial exterior y las políticas
de rentas heterodoxas (Plan Austral Argentino en 1985, o el del
Cruzado Brasileño en 1986, o el Pacto de Solidaridad
Económica Mexicana en 1987).

Es pues, durante la década del 80, que los
países en desarrollo experimentaron una crisis
económica sin precedentes, desde la gran depresión
de los años 30. Por tal razón, los analistas llaman
a la década de los 80 "la década perdida" para el
desarrollo
económico del tercer mundo.

La crisis de la deuda externa aplastó el poder
adquisitivo de la región y forzó las exportaciones
para cumplir con los pagos de intereses. Para 1987, Estados
Unidos estaba manejando un déficit comercial de 15 mil
millones de dólares con América Latina, y las
empresas de ese país competían con las japonesas en
este mercado, a los que tenías acceso gracias a las
concesiones de sus dirigentes políticos a cambio de
proporcionar empleos e incrementar las exportaciones.

La crisis de la deuda no sólo amenazaba con la
ruina a los países deudores, sino también a las
propias instituciones
financieras acreedoras, que eran principalmente grandes bancos
comerciales internacionales. Pero la secuela más severa de
la crisis de deuda la constituyen sus efectos sobre los sectores
más necesitados del mundo en desarrollo, los pobres en
general y los niños
en particular, lo cual trajo consigo un brusco ascenso de las
tendencias en mortalidad y desnutrición infantil.

II.4 FACTORES DE LA CRISIS DE
DEUDA

Según Sachs y Larrain la crisis de la deuda
externa en Latinoamérica, se debe a la conjunción
de dos factores:

a). Factores externos: Aumentos del precio del
petróleo a escala mundial en 1973-1974. El shock del
petróleo contribuyó al incremento en la
disponibilidad de créditos internacionales para los
países en desarrollo, inclusive con tasas de
interés muy bajas, pero flotantes, de tal modo que cuando
los países industrializados asumen actitudes
proteccionistas frente al shock (programas
antiinflacionarios), las tasas de interés se elevan
enormemente y las exportaciones de materias primas se
empequeñecen para los deudores.

b). Factores internos: Los préstamos no se
utilizaron para financiar inversiones que generen recursos con
los que pudiera pagarse la deuda, tan es así que se
iniciaron vastos programas de obras públicas, booms de
consumo y se
estaban sacando fuera del país como fuga de capitales. En
la Argentina se utilizaron para enfrentar el problema de la
guerra de las Malvinas.
Durante los años 70, el acceso a préstamos externos
le permitió a los gobiernos deudores darse el lujo de
operar con grandes déficits presupuestarios sin recurrir
al impuesto
inflación. Esto terminó a comienzos de los
años 80, cuando se extinguió el crédito.

II.5 EL PANORAMA ACTUAL

Hoy, 120 millones de latinoamericanos sufren hambre, 200
millones sobreviven con menos de dos dólares diarios, 3
millones de trabajadores del sector público y 12 millones
del sector privado se quedaron sin trabajo por efecto de la
recesión, los capitales golondrina han extraído 29
mil millones de dólares por sobreintereses de
depósitos, las tarifas de las empresas privatizadas se han
incrementado brutalmente, el ingreso y la propiedad se han
concentrado en el 5% de la población, y los servicios de
salud y educación han sido destruidos como por efecto de
una guerra.

En el campo de la salud, esto demuestra, que los
sistemas de salud que se han venido aplicando en el proceso
histórico descrito, con su inmensa carga de problemas
acumulados, no han mantenido el ritmo que hubiera requerido la
rápida transformación del contexto
epidemiológico (condiciones emergentes),
demográfico, económico, político,
tecnológico y cultural; motivo por el cual se toma
imperativo visualizar y poner a prueba nuevos modelos para
reformar los sistemas de salud de los pueblos latinoamericanos.
Felizmente, cada uno de estos países ha ido desarrollando
su propio sistema de salud, tratando de integrar a cada uno de
sus componentes esenciales, vale decir, poblaciones e
instituciones Pero las instituciones deben ser fortalecidas como
condición indispensable para lograr una efectiva
división de funciones en el sistema de salud, y poder
desempeñar ciertas funciones básicas que le
permitan satisfacer las necesidades de salud de las poblaciones,
las mismas que pueden ser personales (prevención, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación, que se aplican directamente a las
personas, y que son los que absorben la gran mayoría de
recursos); y públicas (educación masiva en salud,
saneamiento básico, etc.) Sin embargo, no debemos olvidar
que la salud
pública rebasa el ámbito de acciones del
sector salud, debiendo, como una función
crucial, interactuar con todos los demás sectores que de
una u otra forma influencian en la salud de las
poblaciones.

Flores, de Costa Rica,
plantea cinco puntos concretos para solucionar el problema del
atraso de América Latina: 1) Abolición de las
Fuerzas armadas, 2) Terminar con la impunidad, 3)
Pagar los impuestos, 4)
Educar a la población, 5) Ser soberanos.

Muchos errores se han cometido a lo largo de nuestra
historia, sin que
éstos hayan servido como punto de partida para planes y
programas futuros. Los gobiernos de turno simplemente aniquilaban
cualquier programa que no
satisficiera sus intereses. Por ejemplo, nuestra experiencia en
descentralización sería vasta y
fructífera, si hubiéramos tomado la experiencia
descentralista de 1828 cuando la Asamblea Constituyente de
entonces creó las Juntas Departamentales tomadas de la
experiencia española y francesa, que si bien eran cuerpos
híbridos, mezcla de instrumentos fiscales y asambleas
representativas, y cayeron en el burocratismo, con escasas rentas
asignadas, hubiera sido más lógico, darles una
nueva estructura de acuerdo a la experiencia recogida. Lo mismo
sucedió con los Gobiernos Regionales creados en 1995, que
fueron dilapidados por la barbarie de un golpe de estado en
1992, sin que pudiéramos recoger la vasta experiencia
ganada.

CAPÍTULO
III

LA ECONOMÍA NACIONAL

III.1 CONSECUENCIAS DEL MODELO
NEOLIBERAL

La estructura económica del país se
encuentra avasallada por el Modelo Neoliberal (oficialmente
sancionado como el modelo natural, único posible e
indiscutiblemente beneficioso) que en más de diez
años de aplicación ha demostrado su ineficacia y su
inconveniencia para nuestra realidad. La distancia del
Perú con los países industrializados es cada vez
mayor en todos los niveles, y las condiciones de vida, vemos que
se deterioran cada vez más. Pero lo más grave es
que la diferencia entre los más ricos y los más
pobres se evidencia en el hecho de que el 20% de la
población tiene acceso al 60% de la riqueza del
país, el 60% más pobre, apenas accede al 20%.
Destaca ostensiblemente como un contraste, el desarrollo
privilegiado de la capital y la desintegración
económica y social de las provincias, mientras que la
dominación actúa tanto en el plano externo por un
juego mundial
de estrategias
estructuradas; como en el plano interno que se mueve al ritmo del
primero, ejerciendo el control de la
sociedad global en función del orden establecido. La
sociedad peruana no participa en la toma de
decisiones de los destinos del país y no existe una
verdadera identidad
nacional.

La sucesión de golpes de Estado, de quiebras del
orden constitucional hicieron mella en el desarrollo del
país, pues por ésta razón nunca pudimos
aprender a vivir en democracia (la
suma de los períodos democráticos no han llegado a
23 años desde comienzos de la República, y
éstos han sido siempre de acérrima
confrontación política), y lo más grave de
todo, es que al finalizar los gobiernos usurpadores, contaban con
la venia de la clase
política que con beneplácito se sentaban a
concertar la transición a la democracia,
relamiéndose ante la posibilidad de aspirar a una curul o
algún puesto público, iniciando el borrón y
cuenta nueva que lo único que logró fue la quiebra de
nuestros valores
morales. Y con el argumento de que nada se podía hacer
para sancionar a los autócratas, nos olvidamos que en la
Constitución de 1979 de Haya de la Torre,
que nuestra clase política aún se niega a
restituir, se expresa con excesiva claridad: Artículo
82:"Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes
asuman funciones o empleos públicos en violación de
los procedimientos
que la Constitución y las Leyes establecen.
Son nulos los actos de toda autoridad
usurpada. El pueblo tiene el derecho de insurgir en defensa del
orden constitucional".

Artículo 307:"Esta constitución no pierde
vigencia ni deja de observarse por acto de fuerza o
cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que
ella misma dispone. En estas eventualidades, todo ciudadano
investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el
restablecimiento de su efectiva vigencia. Son juzgados,
según esta misma Constitución y las Leyes expedidas
de conformidad con ella, los que aparecen responsables de los
hechos señalados en la primera parte del párrafo
anterior. Asimismo, los principales funcionarios de los gobiernos
que se organicen subsecuentemente, si no han contribuido a
restablecer el imperio de esta Constitución.

En resumen, los lazos de dependencia y dominación
condicionan la imposibilidad de disponer de nuestros propios
recursos para superar la crisis; y hay quienes creen (convertidos
en apóstoles del progreso en términos de capitalismo,
aduciendo cada cifra favorable del crecimiento, cada estadística parcial de producción,
como prueba de que la nación va hacia delante), en la
posibilidad de una prosperidad nacional dentro de este
contexto.

III.2 LA DÉCADA INFAUSTA

Hemos sido testigos y hasta protagonistas de la dolorosa
década abominable (1990-2000) marcada por la vesania,
perversidad, canibalización, iniquidad, sevicia y
abyección, impuesta por una dictadura
vico-militar,
que con estrategia propia de una mafia, se apoderó del
aparato gubernamental del Estado y dio rienda suelta a su
insaciable hambre de poder, avaricia, y protervia; para lo cual
creó una red de crimen
organizado, institucionalizó la corrupción
total y utilizó pérfidos operativos psico-sociales,
sometiendo a la población a sus mezquinos intereses
mediante la inducción del miedo, el chantaje, la
manipulación y la prepotencia autocrática, bajo el
manto protector de la total impunidad. Estado de
derecho, orden constitucional, equilibrio de poderes,
elecciones libres, justas y transparentes, institucionalidad,
respeto a la
opinión
pública, derechos humanos,
justicia
social y gobierno democrático, fueron las grandes caretas
de fachada del vladifujimorato, que en los hechos practicaba lo
contrario de lo que pregonaba con solemnidad fariseo. De tal
manera que resulta inadmisible reconocerle algún
mérito al gobierno de Fujimori, más aún
cuando la Constitución de 1983 elaborada a su medida, sin
contenido social alguno, arrasó con la legislación
laboral y convirtió en regla la inestabilidad e
inseguridad
laborales. En seguridad
social, la salud fue cuesta abajo, y las pensiones peor. Se
estatizó el sistema nacional de pensiones y se creó
la ONP para destruir los derechos de los
pensionistas. Se violó derechos adquiridos. Se nos impuso
las AFP que cobran 35% por administrar nuestro dinero sin
garantía alguna. Se promulgó la Ley de
Descentralización, que constituye una burla legal, porque
el proceso de regionalización se constituye sobre el
ámbito regional de los departamentos y entonces la
situación seguirá siendo la misma con el agravante
de que los Consejos Transitorios de Administración regional son manejados
directamente por el gobierno central y conmemores atribuciones
que las que el gobierno militar de 1968-80 asignó alas
corporaciones departamentales.

A la caída de la maquiavélica y mendaz
dictadura, empieza el carnaval electoral, a sabiendas de la falta
de cultura
política de nuestro pueblo que no reconoce posiciones
políticas sino únicamente rostros o mensajes
etéreos sin sustento alguno. Y la polución de
movimientos que compiten es horrorosamente grande, sin planes,
sin mensajes, sin posibilidades de solución a los
problemas.

Por tal motivo, considero que la solución a los
grandes problemas del país debe empezar por definir el
Modelo de Estado, en un ambiente de
concentración, tratando de articular las dos dimensiones
de la función gobierno: gobernancia y gobernabilidad
democrática, entendida éstas, como la capacidad
financiera y administrativa de un Estado para transformar en
realidad las decisiones que toma y está relacionado a la
noción de eficiencia y
eficacia
estatal, en el primer caso; y al apoyo político para
gobernar, a la legitimidad del Estado y a la relación
entre Estado y sociedad, en el segundo caso, tratando de vencer
la propia heterogeneidad estructural prevalente, de una absurda y
desigual distribución del ingreso, que dificulta un
contrato social
básico como el que existe en los países
desarrollados. En este contexto, resulta necesario reconstruir
auténticos mecanismos partidarios de representación
e intermediación política, y esto podrá
concretarse a través de la Ley de Partidos
Políticos, que permite el funcionamiento
democrático, transparente y representativo del
país, para lo cual, los Partidos Políticos, deben
proponer una visión del país y sociedad, debatir
programas políticos, económicos y sociales que
recojan las demandas de la sociedad; deben asimismo, desarrollar
elecciones primarias en su interior, supervisadas por el
organismo electoral del Estado; publicar sus estatutos,
programas, balances, padrón de afiliados y registrarse en
un organismo que sería el Registro Nacional
de Partidos, así como difundir su corriente de pensamiento y
el modelo de Estado que propicia.

Y entonces habremos de reconocer que la
identificación partidaria y la confianza en las
instituciones son condiciones para el buen funcionamiento de la
democracia: Los partidos como forma eficaz de seleccionar a los
gobernantes, de defender los intereses sociales y de garantizar
la salud democrática, pero también para combatir
ese sentimiento de que los partidos y la política son
instrumentos ineficaces.

Finalmente, debemos señalar que los grandes temas
del debate político nacional deberán girar en
torno a los
siguientes ejes: El de la definición del modelo de Estado,
a partir del cual deberá propiciarse el debate sobre el
modelo constitucional; y el del Proceso de
descentralización.

Pero, ¿es posible que la definición del
modelo de Estado implique la construcción de un Estado de bienestar en
el Perú? ¿Un Estado de bienestar entendido no como
la abundancia de bienes materiales,
sino, como la sensación de protección que resulta
de no sentirse abandonado por la propia sociedad en casos de
necesidad o emergencia? ¿Es posible un sistema de
protección que cubra las necesidades mínimas de
todos los pobladores, sin distinción de etnia,
cultura, edad, sexo,
orientación sexual, creencias religiosas y
políticas, durante toda su vida, desde la cuna hasta la
tumba? Sí es posible, nos dice Béjar, sí,
con una firme decisión política del gobierno, con
el aporte de la conciencia
colectiva de la sociedad y el control del equilibrio de fuerzas
entre mayorías y minorías, ricos y pobres,
empresarios y trabajadores, sociedad civil y
Estado.

Un Estado democrático política y
financieramente fuerte, con nuevos papeles y nuevas formas de
responsabilización de sus gobernantes frente a la
sociedad, con deuda
pública bajo control y ahorro
público positivo, dotados de élites
políticas, empresariales y burocráticas, capaces de
formular políticas, de crear y desarrollar empresas de
mantener la estabilidad de los precios y promover el desarrollo
económico y social, con un cuerpo de funcionarios
competente y motivado y con instituciones administrativas cuya
acción
esté fundada en el interés
público.

Mientras tanto, se forma el Grupo de los Cinco,
integrado por los principales países industrializados del
mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y
Japón) que algunas veces se extiende al Grupo de los Siete
(agregando a Italia y
Canadá), y al Grupo de los Diez ( agregando a Suecia,
Países Bajos y Bélgica). Se forma la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE) integrada por 24
países (Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá,
Japón, Australia y Nueva Zelanda). Y la política
exterior de los Estados Unidos, empieza a apuntar hacia
Latinoamérica cuando estos países buscan el libre
comercio como mecanismo de salvataje al estancamiento, la
inflación y la deuda externa, y nos entregan el Plan para
la Iniciativa de las Américas (EAI) que fue
diseñado para fomentar la democracia en la región
al proporcionar incentivos para
el desarrollo capitalista y la liberalización comercial, y
de este modo nace MERCOSUR (Brasil,
Argentina, Uruguay y Paraguay), el
Mercado Común Andino (MCOAN). Y se habla que el libre
comercio por toda América, canalizará la
inversión y la tecnología a los
países latinos y dará a las empresas
estadounidenses el liderazgo de
esos mercados. Y entonces se estimó que
Latinoamérica crecería a un promedio de 4% anual
durante los 90 bajo la liberalización
comercial.

Como respuesta, debemos propulsar el concepto de
"crecimiento económico y social" que involucre no
sólo expansión productiva, sino además, una
adecuada distribución de los ingresos y atención de las necesidades básicas
de la población, recurriendo no sólo a indicadores
económicos propiamente dichos, sino también a
indicadores sociales, políticos e inclusive
culturales.

No caigamos en el fanatismo del libre mercado sin
límites. Este fanatismo hizo que temamos
usar la palabra "imperialismo"
a pesar de la mayor gravitación de la economía
mundial sobre nuestros países. Tampoco temamos usar la
palabra "justicia social" porque aún se mantiene en plena
vigencia, pues ha sido reemplazado por vocablos como "eficacia",
"modernidad",
etc., mientras que la desigualdad y la pobreza, qué duda
cabe, son mayores que antes.

Al llevarse muchos más dólares de los que
traen, las empresas contribuyen a agudizar la crónica
hambre de divisas de la región; los países
"beneficiados" se descapitalizan en vez de capitalizarse. Entra
en acción, entonces, el mecanismo del empréstito.
Los organismos internacionales de crédito
desempeñan una función muy importante en el
desmantelamiento de las débiles ciudadelas defensivas de
la industria latinoamericana de capital nacional, y en la
consolidación de las estructuras
neocoloniales. La ayuda funciona como el filántropo del
cuento, que le
había puesto una pata de palo a su chanchito, pero era
porque se lo estaba comiendo de a poco. El déficit de la
balanza de pagos de los Estados Unidos, provocado por los gastos
militares y la ayuda extranjera, crítica
espada de Damocles sobre la prosperidad norteamericana, hace
posible, al mismo tiempo, esa prosperidad: el Imperio
envía al exterior sus marines para salvar los
dólares de sus monopolios cuando corren peligro y,
más eficazmente, difunde también sus
tecnócratas y sus empréstitos para ampliar los
negocios y
asegurar las materias primas y los mercados.

El capitalismo de nuestros días exhibe, en su
centro universal de poder, una identidad
evidente de los monopolios privados y el aparato estatal. Las
corporaciones multinacionales utilizan directamente al Estado
para acumular, multiplicar y concentrar capitales, profundizar la
revolución tecnológica, militarizar la
economía y, mediante diversos mecanismos, asegurar el
éxito
de la norteamericanización del mundo capitalista. El
Eximbank, Banco de Exportación e Importación, la
AID, Agencia para el Desarrollo Internacional, y otros organismos
menores cumplen sus funciones en este último sentido;
también operan así algunos organismos presuntamente
internacionales en los que los Estados Unidos ejercen su
incontestable hegemonía: el Fondo Monetario Internacional
y su hermano gemelo, el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento, y el BID, Banco Interamericano
de Desarrollo, que se arrogan el derecho de decidir la política
económica que han de seguir los países que
solicitan los créditos. Lanzándose exitosamente al
asalto de sus bancos centrales y de sus ministerios
decisivos, se apoderan de todos los datos secretos de la
economía y las finanzas, redactan e imponen leyes
nacionales, y prohíben o autorizan las medidas de los
gobiernos, cuyas orientaciones dibujan con pelos y señales.

CAPÍTULO
IV

¿DE
QUÉ SE TRATA EL PROBLEMA DE LA DEUDA
EXTERNA?

Vivimos en un mundo que es cada vez más
pequeño e interdependiente: las comunicaciones, la economía y hasta ciertos
aspectos de la cultura se han globalizado. Aunque esto trae
algunas consecuencias positivas para todo el mundo,
también tiene serias desventajas para muchos. Aunque
algunos pocos se han enriquecido por este fenómeno de los
mercados globales, muchísimas personas son más
pobres ahora que hace una década. Por ejemplo, las
naciones pobres no pueden competir con los países ricos.
Aún antes de entrar en esa economía global, los
pobres sufren de una enorme desventaja: pesa sobre nosotros la
inmensa carga de la DEUDA EXTERNA.

IV.1 Comparemos la "deuda externa" con la deuda de
cualquier familia

¿A qué refiere esta deuda externa?
Pensemos en el ejemplo de qué pasa a una familia que se ve
forzada a pedir un préstamo del banco: Inicialmente el
préstamo les ayuda a aliviar sus dificultades, pero pronto
tienen que empezar a devolver el costo del
préstamo y también los intereses que cobra el
banco.

Pensemos en ejemplos concretos que conocemos:
¿Cuántas personas terminan pagando dos, tres y
hasta cuatro veces más que el valor del préstamo
original? ¿Cuántas familias pierden hasta sus casas
porque no han podido pagar?

Luego pensamos que habría sido mejor no haber
pedido el primer préstamo, pero ya es demasiado
tarde.

La deuda externa que tenemos en el Perú es
análoga a esa clase de deuda familiar, pero no es
exactamente igual. Cuando un país pide un préstamo,
no son los ciudadanos que deciden cómo se va a emplear el
préstamo, pero sí, son ellos que tienen que pagar
la deuda.

En el caso que una persona o
una empresa no
puedan pagar sus deudas, se declara en quiebra, y un tribunal
decide lo que la persona debe pagar. Pero en el caso de un
país pobre que tiene la deuda, el país es
presionado por los acreedores y organismos financieros
internacionales a pagar la deuda según el interés
de estos últimos.

IV.2 ¿Cómo es que nos endeudamos en
el Perú?

El Perú ha tenido deudas durante casi toda su
historia republicana, pero el problema actual empezó hace
unos veinte cinco años cuando los países
productores de petróleo aumentaron el precio del
combustible por cuatro veces en un lapso de tres
años.

Como consecuencia, repentinamente ganaron mucho dinero,
e invirtieron esa plata en los bancos del mundo occidental. Por
su parte los bancos tenían que encontrar cómo
invertir esa enorme cantidad de dinero, y concedieron muchos
préstamos sin estudiar adecuadamente si eran inversiones
serias. Más de la mitad de esa plata llegó a los
países pobres.

Además los intereses en esa época eran
relativamente bajos (5% al año en promedio). ¿En
qué se gastó esa plata? En el mejor de los casos
los préstamos se emplearon para mejorar la capacidad
productiva del país: por ejemplo, para desarrollar los
recursos naturales y agrícolas.

Se desarrollaban la industria y la agricultura
nacionales, y con las ganancias, se devolvía el costo del
préstamo. Si esta manera de actuar se hubiera mantenido se
hubieran justificado los préstamos. Pero,
trágicamente, éste no fue el caso. Muchos de los
gastos no eran productivos.

Se empleaban en gasto social o en gasto militar,
inclusive eran invertidos en empresas que generaban
pérdidas. O peor aún, el dinero no paraba hasta que
llegaba a los bolsillos de funcionarios corruptos.

IV.3 Es un fenómeno
mundial

Unos años más tarde, a principios de los
años 80, los países productores de petróleo
volvieron a aumentar los precios de petróleo. Pero esta
vez, para evitar otro ciclo de inflación por los precios
altos, los acreedores y los bancos de los Estados Unidos y de los
países de Europa Occidental elevaron en un 100 % los
intereses que cobraban a sus préstamos. Este
encarecimiento del crédito causó una
recesión económica a nivel mundial. Bajó el
comercio nacional e internacional.

A partir de entonces los países pobres tuvieron
que devolver el préstamo a tasas mucho más altas de
interés. Para esto los préstamos se habían
hecho no a una tasa de
interés «fija» sino
«flotante»: es decir, podrían cambiar de
acuerdo al mercado y así, en poco tiempo, la tasa de
interés se multiplicó por más de tres veces.
Más bien habría que decir con qué derecho
los acreedores y los Bancos de Estados Unidos y de Europa
elevaron los intereses puesto que esto trae consigo la
recesión. Al elevar la tasa de interés, los
préstamos para las empresas son más caros. Estas
empresas se prestan menos y por ende se producen menos bienes y
servicios. Como esta situación se prolongó, se
generó la recesión de reducción sostenida de
la producción. Además como nuestro país
vendía menos, tenía menos recursos. Como
tenía que pagar los préstamos en dólares US,
y el dólar se había fortalecido frente a las otras
monedas que tuvieron que devaluarse para enfrentar la
recesión, también tuvimos que pagar más
soles por cada dólar.

IV. 4 Volvamos a nuestro
ejemplo

¿Qué pasa cuando una familia tiene un
gasto excepcional pero urgente, como por ejemplo, el costo de
hospitalización de un miembro enfermo? ¿No es
cierto que la familia
tenga que sacrificar otras cosas para poder cubrir la
emergencia?

Lo mismo pasa con un país. Como un porcentaje
cada vez más alto del presupuesto del
gobierno tiene que ir para pagar la deuda, tienen que
sacrificarse otras cosas.

Lo que en la práctica se sacrifica son los
gastos sociales: es decir, lo que el Estado
dedica a la educación, a la
salud, a la construcción de viviendas, a la
compensación para los que han perdido su empleo, al
crédito agrícola, etc.

También hay menos dinero para invertir
productivamente y por ello la economía crece menos de lo
necesario para el desarrollo del país.

Es cierto el principio que una nación, como una
familia, debe responsabilizarse por sus deudas. Pero lo que pasa
en este caso es que los que tienen que pagar por el
préstamo -es decir, las familias que ya no reciben el
beneficio de los gastos sociales- no son los que adquirieron los
préstamos ni los que se beneficiaron de esa
plata.

IV.5 La Deuda en el momento
actual

En nuestro mundo moderno hay tres clases de
préstamos:

* comerciales:

(entre los bancos extranjeros y el
Perú)

* bi-laterales:

(entre un país extranjero y el
Perú)

* multilaterales:

(entre las instituciones financieras internacionales
como el FMI, el BM y el BID)

A consecuencia de esta decisión económica
en el norte, (¡de subir los intereses en un 100%!) se hizo
patente que muchos países no iban a poder pagar sus
deudas.

Muchos de los préstamos habían sido
préstamos "bi-laterales" entre gobiernos de los
países desarrollados y los países pobres. Pero la
mayoría eran préstamos entre los bancos
particulares del mundo rico y los gobiernos de nuestras naciones
pobres.

Volvamos otra vez a nuestra imagen
doméstica: Si una familia no puede pagar una deuda, a
menudo no tiene otro remedio que conseguir un nuevo
préstamo a tasas de interés más altos
aún para poder financiar el pago del primer
préstamo. Es evidente que muy pronto empieza un
círculo vicioso de deudas cada vez más
grandes.

Lo que pasó a nivel de los países es que
ingresaron las organizaciones
financieras internacionales multilaterales: el Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Son ellos que
ofrecieron rescatar a los países subdesarrollados con
nuevos préstamos también con intereses.

De hecho, en el Perú actualmente el 32.5% de la
deuda externa del Estado es con esas organizaciones
multilaterales; el 36.2% es con países particulares y el
resto (31.3%) es con los bancos comerciales.

IV. 6 Los programas de ajuste estructural: en
otras palabras, "el acreedor, decide"

Son estos organismos financieros multilaterales que
forzaron a los gobiernos a empezar programas que se llaman de
ajuste estructural: tenían que demostrar su
capacidad de austeridad fiscal para
merecer recibir nuevos préstamos. Lo que se cortaba del
presupuesto eran los gastos sociales (salud, educación,
etc.). La ejecución de esas medidas produjo un equilibrio
de precios a nivel "macro": es decir, se controló la
inflación.

Pero las mismas medidas también causaron
más pobreza. Recordemos cómo fue el "shock" del mes
de agosto de 1990.

Luego de varios años logró cortar la
hiperinflación de los años anteriores, pero el
costo ha sido que la mitad de la población peruana vive en
la pobreza, y una familia peruana de cada seis vive en la miseria
– ni siquiera tienen los recursos suficientes para comprar
la comida necesaria.

IV.7 ¿Quién paga por
quién?

A veces uno podría pensar que no le compete
hablar sobre la deuda, porque al final de cuentas es el gobierno
que paga la deuda del Estado. Es cierto que el gobierno tiene que
calcular el pago de la deuda como una parte de su presupuesto
nacional. Pero ¿de dónde viene la plata que el
gobierno tiene que pagar?

En el caso del Perú, viene de los impuestos y de
lo que el gobierno obtuvo en la privatización de las
empresas estatales como la luz y el teléfono y de nuevos
préstamos.

¿Qué significa esto? Si una empresa
extranjera ha pagado al gobierno peruano para comprar una empresa
eléctrica, luego cobra por sus servicios para recuperar su
inversión y para ganar excedentes.

Entonces los que pagan al final son los
usuarios.

En cuanto a los impuestos, lo paga cada uno a
través de sus impuestos a la renta (lo que ganamos) y cada
vez que compramos algo (por el impuesto general a las ventas).

Así que no es correcto decir simplemente que el
pago de la deuda es sólo cuestión del gobierno. Al
final financiamos al gobierno desde nuestros
bolsillos.

IV.8 Pagamos por las deudas que otros
contrajeron

No importa, dicen las agencias financieras
internacionales, que los préstamos se concedieran a
gobiernos que ya no estén en el poder, y no importa
tampoco que tengan que pagar el préstamo la gente sencilla
que nunca tuvo palabra en la decisión de
adquirirlos.

La cantidad que América Latina
y el Caribe actualmente deben a las naciones ricas y a las
organizaciones multilaterales se calcula en los 662 mil millones
de dólares.

Varía mucho entre país y país, pero
en el Perú la situación de la amortización de la deuda es la siguiente:
Actualmente la deuda externa pública (los
préstamos bi-laterales, multilaterales y comerciales del
Estado) alcanza 18,520 mil millones de dólares, y con la
deuda privada a los bancos, llega a casi 30 mil
millones.

Esto significa que cada hombre y
mujer,
niño y niña tendría que pagar más de
1,200 dólares (actualmente 3,600 soles) para amortizar la
deuda.

Estos contrastes son una afrenta a la dignidad de la
persona. ¿Siempre va a seguir así? Más
recientemente algunas de esas organizaciones financieras
mundiales han empezado a cuestionar si es legítimo cobrar
la deuda externa cuando el costo social es tan alto. Pero hay que
convertir estas buenas intenciones en hechos.

IV.9 ¿Qué podemos hacer frente a la
Deuda Externa?

Las organizaciones internacionales
pueden mostrar más flexibilidad hacia los países
pobres, y los países ricos pueden apoyar estas
iniciativas. Se puede «canjear» la deuda que se
debe por inversiones sociales dentro del mismo
país.

No es un sueño utópico. Sólo hace
falta que la comunidad
internacional tenga la determinación política
necesaria y que desde nuestros países de América
Latina hagamos un esfuerzo concertado de todos. De hecho, ya ha
habido experiencias de estos canjes en América Latina y en
el Perú.

En resumen, no es que los países pobres no paguen
su deuda externa, sino que los países ricos no la
cobren.

IV.10 Los "Canjes de Deuda": (conocidos en
inglés como "Debt Swaps" o "Social
Swaps")

En el Perú hasta la fecha se han hecho canjes por
el equivalente de 454 millones de dólares USA a una tasa
de compra promedio de 25%. Esto significa que en vez de devolver
unos 100 millones de dólares a los bancos o a otros
países, el gobierno peruano han podido invertir esta
cantidad en proyectos de
desarrollo ambiental y lucha contra la pobreza
principalmente.

Esto sólo funciona cuando tanto el gobierno del
Perú como los gobiernos de los países que permiten
los canjes demuestran una responsabilidad ética como
expresión de corresponsabilidad y de solidaridad con el
desarrollo integral de los países.

Esto significa que todos nos interesemos en el tema
¡y no pensemos en evadir nuestra propia responsabilidad
diciendo que es tarea sólo de los expertos!

A veces pensamos que se trata de un asunto tan
complicado que no somos capaces de entenderlo, ni mucho menos de
hacer algo para superar esta crisis.

Por eso hemos intentado explicar el problema en
términos analógicos -comparando la deuda que tienen
nuestros países con la banca
internacional y las naciones ricas con los problemas de deuda que
puede sufrir una familia pobre.

BIBLIOGRAFÍA

1.- Terrones Vásquez, Wagner Willy. "Propuestas
De Reforma Sanitaria en la Amazonía
Peruana, en el Ambiente de la Economía Mundial,
Latinoamericana y Nacional", Iquitos, junio 2002. Maestría
en Salud Pública.

2.- Galeano Eduardo. Las Venas Abiertas de
América Latina. Tercer Mundo Editores, Colombia. 1996.
Pág. 402

3.- García Alan. "La Década Infame", Deuda
Externa 1990-1999-Ediciones Perspectiva 2000, Lima. Perú.
Pág.142

4.- Conferencia Episcopal Peruana (CEP)- Comisión
Episcopal de Acción Social –

Pedro Noe Lezama Hernando

Facultad de Ciencias
Administrativas y RRII

VI Ciclo e Administración de Empresas

Curso de Macroeconomía

Universidad Particular San Martín de
Porres

Profesor MBA Jorge Córdova Egocheaga

21 de abril de 2007 Lima Perú.

Partes: 1, 2
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